Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. (Jn. 7, 37)
La sagrada escritura nos habla sobre Jesús como fuente de vida eterna. Esta fuente de vida la encontramos en la Sagrada Eucaristía, Jesús presente en su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Por qué pasar hambre y sed si tenemos la fuente de vida y pan bajado del cielo. Ciertamente, María Santísima quiere que sus hijos encuentren y beban esta de esta fuente y así lo reveló en Lourdes en 1858 cuando se apareció a Bernadette. Hoy nosotros queremos recordarte la necesidad de acudir a esta fuente. Jesús te espera escondido en la Eucaristía. Participa, visita a Jesús en el Sagrario, acude a la adoración eucarística especialmente los primeros sábados. Pidamos a María que nos ayude a amar y seguir a Jesús, sin mirar atrás, sin miedos, sin condiciones.
Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías, y él te daría agua viva". Y luego: "Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna" (Jn. 4:10,13,14)
"A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio vino y leche" (Is. 55:1).
"Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida" (Is. 44:3).
"En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y la inmundicia". Y acontecerá en ese día de salvación "que saldrán de Jerusalén aguas vivas" (Zac. 13:1; 14:8)
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