Queridos hermanos,
El 16 de julio celebraremos a Nuestra Señora del Carmen quien se apareció en este día a San Simón Stock para concederle un gran don, "un signo de salvación y de eterna alianza." Este signo del que hablamos es el escapulario, una prenda que la Virgen otorgó a la Orden Carmelita como señal de su confraternidad y de privilegio para todos los miembros de la orden.
Esta prenda, que los carmelitas visten como la otorgó la Virgen a San Simón, una prenda de tela, color café, larga que cubre desde el cuello a los tobillos, es un signo de salvación para todos los que con confianza acuden a María. Los verdaderos devotos de la Virgen saben que un escapulario o una medalla o cualquier signo externo no salva, no concede poderes extraordinarios ni mucho menos nos garantiza salvarnos por su propio poder.
Entonces, ¿cómo se cumple la promesa de la Virgen al referirse al escapulario como "signo de salvación"?
Un signo es "Objeto, fenómeno o hecho que, por una relación natural o convencional, representa o evoca otro objeto, fenómeno o hecho." Esta definición aplica parcialmente al escapulario de la Virgen, claro que la fe juega un papel fundamental cuando hablamos de este tipo de sacramentales. Podemos resumir el verdadero significado y cumplimiento de la promesa del escapulario de la siguiente manera:
1-El escapulario o cualquier otro sacramental "no salvan": Llevar solo por llevar un signo o sacramental no nos obtiene la salvación. La salvación se alcanza de manera personal, al vivir y practicar las virtudes de una forma heroicas. La salvación se obtiene a través de Jesucristo, "camino, verdad y vida" Juan 14, 6
2-Portar un sacramental es asumir un compromiso de vida diario: Al utilizar un sacramental, en este caso el escapulario, nos comprometemos a llevar una vida cristiana a plenitud. Cumpliendo la Palabra de Dios, ayudando a los hermanos y tratando de vivir una conversión personal día a día. Llevar una cruz, una medalla o un escapulario nos recuerdan que tenemos el compromiso de vivir día a día en plenitud, de ser felices y de amar. De vivir en la libertad de los hijos de Dios. Llevar un sacramental es primeramente revestirnos de Cristo:
Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de
despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando
abrazamos la fe. La noche está muy
avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y
vistámonos con la armadura de la luz. Como en pleno día, procedamos dignamente:
basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje,
no más peleas ni envidias. Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo, y
no se preocupen por satisfacer los deseos de la carne." Romanos 13, 11-14
3-Sin fe, no hay promesa: Como dijimos anteriormente, llevar por llevar este sacramental no nos obtiene ninguna gracia. Muchas personas llevan rosarios, medallas, cruces solo por lucirlas. Las han convertido en objetos de moda, en lugar de ser sacramentales. La fe juega un papel vital al portal un signo. Claramente, no es una fe en el objeto en si, ni una fe que nos lleve a ver este signo como un talismán o algo de brujería. Simplemente, si vivimos conforme el evangelio, confiamos en que la misericordia de Dios prevalecerá sobre nuestras debilidades y que seremos llamados a compartir con Jesús en la ciudad Santa de Jerusalén. La fe debe ser depositada en Jesucristo, Dios y hombre verdadero y en el caso de los sacramentales marianos, deben suscitar en el corazón del creyente un amor singular a María, un amor que nos conduzca a vivir y proclamar la auténtica devoción a la Virgen.
Si has escuchado las palabras necias de algunos hermanos que no ven con agrado los sacramentales, te invitamos a leer más sobre ellos. Un buen inicio para este mes es leer la aparición de la Virgen y la explicación del escapulario. Te invitamos a conocer un sacramental, el que mas te guste y te ayude a vivir en oración en tu día a día. No es necesario llevarlo a la vista de todos. El escapulario, como la medalla fueron inicialmente pensados para ser llevados como escudo de protección dentro de la ropa o fuera. La clave es conocer para poder amar. Como nos dice San Pablo debemos "dar razón de nuestra esperanza" 1Pe 3, 15
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