Hace siete días celebrábamos la fiesta de Santa Clara de
Asís, fundadora de la Segunda Orden Franciscanas conocidas como Clarisas. Clara
de Asís fue la primera fundadora que escribió una nueva regla de vida para su
orden. Cabe mencionar que muchas de las congregaciones femeninas actuales han
basado sus constituciones en la Regla de Santa Clara de Asís. Esta regla era
algo novedoso ya que prescribía una forma de vida de total pobreza, lo cual era
algo absurdo para una sociedad acaudalada y dependiente de dotes, herencias y
donaciones. Aquí cinco preguntas que queremos responder sobre Santa Clara y por
qué su ejemplo es relevante para toda la iglesia y no solo paras las Clarisas.
Clara y Francisco,
¿enamorados?
Muchas personas opinan que las vidas de Clara y Francisco
fueron atraídas por un amor carnal, que Clara era enamorada de Francisco o
viceversa, incluso algunos de los relatos de los compañeros de Francisco
aseguran que ambos sostenían encuentros para conversar. Sin embargo, esta
relación que fue una conexión muy fuerte entre estas dos almas, unidas por un
único fin, conocer y vivir el evangelio, constituía para ambos una
complementariedad que también hemos visto en los distintos fundadores de
congregaciones. Francisco era para Clara el ideal de entrega, de libertad, de
desprendimiento. Era el loco enamorado y apasionado por Cristo, que encendía el
fuego en su alma del amor divino. Clara, en cambio, era para Francisco su
pequeña planta, que a menudo aportaba discernimiento, enfoque y muchos sabios
consejos a Francisco. Era una relación de mutuo beneficio. Clara escuchaba
atenta los deseos de Francisco, sus palabras llenas de amor por Cristo y
Francisco escuchaba los sabios consejos de Clara que afectaron muchas de las
decisiones personales de Francisco, una de las principales si dedicarse a
predicar o solo a vivir como ermitaño.
Clara, centrada
totalmente en la eucaristía
Uno de los aspectos de la vida de Santa Clara que más
resalta y que es muy propia de su espiritualidad es su vida centrada totalmente
en la eucaristía. Como encontramos en los relatos de la vida de Clara, su
devoción a la eucaristía estaba marcada totalmente por la confianza en Dios,
que era para ella, esposo, guardián y redentor.
La dimensión del Dios que se hace esposo para Clara de Asís
evoca el deseo continuo de la Santa de adherencia a Jesucristo y de pobreza
absoluta que se convierte para ella en el acto de amor y de confianza absoluta
en la Providencia Divina. No es de extrañarse que uno de los libros de la
biblia meditados por Clara es el Cantar de los Cantares, que relata la búsqueda
del amado.
Este esposo también se hace pan, alimento de vida, presencia
real. Si pudiéramos ver con los ojos de Clara, no solo veríamos la custodia con
una hostia blanca rodeada de flores, velas, etc. Veríamos realmente a Cristo, ahí,
en el altar, escuchándonos, complacido de que busquemos su presencia. Nos
postraríamos como Clara, con toda reverencia, amor, en un acto total de
adoración. En los problemas más difíciles, en los que todo parece estar pedido,
Clara recurre con confianza a Cristo eucaristía y de el escucha la voz “yo
siempre seré vuestro defensor.” Es así como Clara y sus hermanas resultan
triunfantes en dos ocasiones ante los ataques de los sarracenos.
Los escritos de Santa
Clara
Ocho documentos constituyen los escritos completos de Santa
Clara, entre los que destacan la Regla, la primera escrita por una fundadora.
Esta regla, con el carácter particular de la pobreza, será de un documento que
utilizarán muchas congregaciones como base para sus estatutos. La regla de la
pobreza será también inspiración para grandes Santas, como Santa Teresa de
Jesús, quien tuvo una visión con Santa Clara donde le animaba a vivir en
pobreza en los conventos reformados del Carmelo. Aunque pocos, los documentos
de Santa Clara son escritos de una espiritualidad profunda, que han de ser estudiados
con minuciosidad. En ellos encontramos innumerables figuras que la Santa
utilizar para escenificar a Cristo, una de ellas el espejo.
Las correspondencias entre Clara de Asís e Inés de Praga,
constituyen la mayoría de los escritos. Todos los escritos contienen una belleza
singular de la espiritualidad de la Santa, uno que hoy resaltamos es la
bendición de Clara, que además de pedir la bendición divina para sus hijas, es
un constante recordatorio a la fidelidad como respuesta generosa ante la
misericordia de Dios.
La espiritualidad de cada uno de los escritos no los
abordaremos aquí, solo queremos instarlos a leer a Santa Clara. Buscar los
escritos y los comentarios que muchos hombres y mujeres de fe han realizados.
Realmente son un tesoro que no ha sido explotado por la iglesia y que sin duda
contiene muchos consejos que nos ayudarán a entrar nuestro propio San Damián,
como Clara, para vivir con el Señor en un continuo desposorio.
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