Sagrado
Corazón de Jesús
La
devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la
Iglesia cuando se meditaba en el costado abierto de Jesús y en Su Corazón
traspasado, de donde salió Sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por
ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo para todos los hombres.
El 16 de
junio de 1675, Jesús se le apareció a Santa Margarita María de Alacoque. Su
Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida
abierta de la cual brotaba sangre, y del interior de su corazón salía una cruz.
Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir: “He aquí el Corazón que tanto ha
amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe
nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor”.
Con
estas palabras Nuestro Señor mismo es quien nos dice en qué consiste la
devoción a su Sagrado Corazón… La devoción en sí está dirigida a la persona de
Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su
Corazón. Son, pues, dos los actos esenciales de esta devoción: amor y
reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama; reparación y desagravio, por las
muchas injurias que recibe, sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
Historia
de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Los Santos Padres hablaron muchas veces del Corazón de
Cristo como símbolo de su amor, tomándolo de la Escritura: “Hemos de beber el
agua que brotaría de su Corazón… cuando salió sangre y agua” (Juan 7, 37; 19,
35).
Ya en la Edad Media se comenzó a considerar como modelo
de su amor a los hombres, paciente por nuestros pecados, a quien debemos
reparar entregándole nuestro corazón… (Santas Lutgarda, Matilde, Gertrudis la
Grande, Margarita de Cortona, Angela de Foligno, San Buenaventura, etc.) Ya en
el siglo XVII estaba muy extendida esta devoción y en 1670, San Juan Eudes,
introdujo la primera fiesta pública al Sagrado Corazón de Jesús.
En 1673, Santa Margarita María de Alacoque comenzó a
tener una serie de revelaciones que le llevaron a la santidad y la impulsaron a
formar un equipo de apóstoles de esta devoción. Con su celo consiguieron un
enorme impacto en la Iglesia y se divulgaron innumerables libros e imágenes.
Las asociaciones del Sagrado Corazón subieron en un siglo (a mediados del
XVIII) desde 1,000 a 100,000. Unas 200 congregaciones religiosas y varios
institutos seculares se han fundado para extender su culto de mil formas
distintas. El Apostolado de la Oración, que pretende conseguir nuestra
santificación personal y la salvación del mundo mediante esta devoción, contaba
ya en 1917 con 20 millones de asociados, y en 1960 llegaba al doble en todo el
mundo.
Aunque la oposición a este culto fue grande, sobre todo
por parte de los jansenistas en el siglo XVIII, y recibió un fuerte golpe con
la supresión de la Compañía de Jesús en 1773. En el año 1856, Pío IX extendió
su fiesta a toda la Iglesia y en 1899 León XIII consagró el mundo al Sagrado
Corazón de Jesús.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús surgió en primer
lugar en las grandes órdenes religiosas, y desde allí se divulgó con gran
rapidez entre los fieles. Hoy día es una devoción popular en todas partes y
practicada por toda clase de personas. El culto al Corazón de Cristo nos
permite reconocer el inmenso amor de Dios hacia los hombres expresado en su
Divino Hijo Jesucristo que “No recibe más que ingratitudes de parte de los
hombres”.
El Culto al Sagrado Corazón de Jesús tiene como expresión
central sus propias peticiones
La Comunión Reparadora
“Tengo sed abrasadora de ser amado de los hombres de
quienes no recibo sino ingratitudes… Me recibirás Sacramentado tantas veces
cuantas la obediencia quiera permitírtelo…”
La Celebración de todos los Primeros Viernes de Mes
“Comulgarás todos los Primeros Viernes de Mes… y en el
exceso de mi Misericordia a quienes comulgaren Nueve Primeros Viernes de Mes
seguidos les Prometo darles asilo seguro en el último momento…”
La Hora Santa
“Todas las noches del jueves al viernes haré que
participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los
Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de sufrir
que la muerte…”
El establecimiento de una Fiesta en honor de su Sagrado
Corazón
“El Viernes Siguiente a la Octava de Corpus será llamado
el Día de mi Sagrado Corazón… Es mi voluntad que sea la gran Fiesta de la
Tierra…”
Otras formas de culto
Oraciones de adoración, de acción de gracias, de
reparación y súplica, triduos y novenas…
El Santo Rosario consiste en la hermosísima jaculatoria
“Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío” repetida en las cuentas pequeñas del
Santo Rosario. En las cuentas grandes se reza el Padre Nuestro y se completa
con las Letanías en honor de su Divino Corazón.
Entronización del Sagrado Corazón en los hogares mediante
una imagen suya bendecida por un sacerdote. El Sagrado Corazón pide reinar en
todos los hogares ocupando un lugar en donde se lo ame y se le pida
permanentemente su protección paternal.
El motivo principal de la devoción debe ser el amor a
Jesús y no las promesas ligadas a ella. Sin embargo, si el mismo Jesús quiso
darnos un aliciente con sus promesas, podemos legítima y provechosamente
apoyarnos también en ellas para fortalecer nuestra débil voluntad para todo lo
que es el servicio de Dios.
Las Promesas hechas a Santa Margarita de Alacoque
En mayo de 1673, el Sagrado Corazón de Jesús le dio a
Santa Margarita María doce promesas para aquellas almas devotas a su Corazón:
Les daré todas las gracias necesarias para su estado de
vida.
Les daré paz a sus familias.
Las consolaré en todas sus penas.
Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de
la muerte.
Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de
misericordia.
Las almas tibias se volverán fervorosas.
Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la
perfección.
Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y
venerada.
Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las
almas el don de mover los corazones más endurecidos.
Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de
aquellos que propaguen esta devoción.
Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón,
que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros
Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en
desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su
refugio en aquél último momento.
La Gran Promesa… la Eucaristía
Una de las prácticas principales vinculadas a la devoción
del Sagrado Corazón es la devoción a los nueve Primeros Viernes de mes, la cual
se deriva de una de las doce promesas que el Corazón de Jesús hizo a Santa
Margarita María.
La Iglesia siempre ha consagrado los viernes a nuestro
Señor Jesucristo, en conmemoración de su dolorosa Pasión, pero hoy se le
consagra de un modo más especial, desde que Jesús mismo se apareció a Santa
Margarita María. Jesucristo, descubriéndole su Corazón, le dijo a Santa
Margarita María:
“He aquí este Corazón que ha amado tanto a los hombres,
que no ha omitido nada hasta agotarse y consumirse para manifestarles su amor,
y por todo reconocimiento, no recibe de la mayor parte más que ingratitudes,
desprecios, irreverencias y tibiezas que tienen para mí en este sacramento de
amor.”
Entonces fue cuando Jesús dio a su servidora el encargo
de que se tributase culto a su Corazón y la misión de enriquecer al mundo
entero con los tesoros de esta devoción santificadora. El objeto y el fin de
esta devoción es honrar al Corazón adorable de Jesucristo, como símbolo del
amor de un Dios para nosotros; y la vista de este Sagrado Corazón, abrasado de
amor por los hombres, y al mismo tiempo despreciado de estos, nos ha de mover a
amarle nosotros y a reparar la ingratitud de que es objeto.
Un viernes, durante la Sagrada Comunión, dijo estas
palabras a su devota esclava:
“Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi
Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve
primeros viernes de mes seguidos la gracia final de la penitencia; no morirán
en pecado ni sin recibir los sacramentos, y mi divino Corazón les será asilo
seguro en aquel último momento.”
Lo que es necesario hacer para obtener esta gracia…
Comulgar nueve primeros viernes de mes seguidos en gracia
de Dios, con intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús. Pero sería un
hermoso compromiso para con Nuestro Señor extender esta práctica a todos los
primeros viernes de mes como agradecimiento a su promesa de permanecer con
nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28, 20).
La Hora Santa
En una de sus apariciones a Santa Margarita María de
Alacoque, Jesús le dijo: “Todas las noches del jueves al viernes te haré
participar de la mortal tristeza que quise padecer en el Huerto de los Olivos;
tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de soportar que la
muerte. Y para acompañarme en aquella humilde plegaria, que entonces presenté a
mi Padre, te postrarás con la faz en tierra, deseosa de aplacar la cólera
divina y en demanda de perdón por los pecadores”.
Se trata de dedicar una hora a meditar los misterios
cuando Cristo se sintió sólo y débil, como nosotros, y pide al Padre aparte el
cáliz. Una hora para acompañarle, como el Ángel del huerto, en cuanto podemos,
místicamente, junto al sagrario. Es una hora para volcar en su Sagrado Corazón
todos nuestros afanes y sufrimientos, y recibir su gracia para sobrellevarlos.
Una hora en definitiva, para agradecer su sacrificio y aprender de Él.
Esta devoción no es obligatoria y muchas personas no la
practican porque envuelve un gran sacrificio. Pío XI facilitó el tiempo para la
Hora Santa al fijarlo desde la puesta del sol hasta su salida, aunque la hora
más indicada es la de once a doce en la noche del jueves a viernes. Cualquier
lugar es válido aunque es preferible la Iglesia y ante el Sagrario a ser
posible.
La Hora Santa se puede llenar, por tanto, con varias
devociones, como por ejemplo… leer por espacio de quince minutos la agonía de
Nuestro Señor y luego meditar otros tantos minutos lo leído, o hacer el devoto
ejercicio del Vía Crucis o del Rosario doloroso. Sea cual sea la devoción
elegida lo importante es que debe ofrecerse todo ello por la conversión de los
pecadores, tal y como Jesús mismo manifestó a Santa Margarita María.
Consagración de Santa Margarita María al Sagrado Corazón
de Jesús
Me entrego y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor
Jesús Cristo, mi persona y vida, acciones, penas y sufrimientos para que
utilice mi cuerpo solo para honrar, amar y glorificar al Sagrado Corazón.
Este es mi propósito definitivo, único, ser todo de Él, y
hacer todo por amor a Él, y al mismo tiempo renunciar con todo mi corazón
cualquier cosa que no le complace, además, tomarte, Oh Sagrado Corazón, para
que seas el único objeto de mi amor, el guardián de mi vida, mi seguro de
salvación, el remedio para mis debilidades e inconstancia, la solución a los
errores de mi vida y mi refugio seguro a la hora de la muerte.
Sé pues, Oh Corazón de Bondad, mi intercesor ante Dios
Padre, y líbrame de su sabia ira. Oh Corazón de amor, pongo toda mi confianza
en ti, temo mis debilidades y fallas, pero tengo esperanza en tu Divinidad y
Bondad.
Quita de mí todo lo que está mal y todo lo que provoque
que no haga tu santa voluntad, permite a tu amor puro a que se imprima en lo
más profundo de mi corazón, para que yo no me olvide ni separe de ti.
Que yo obtenga de tu amada bondad la gracia de tener mi
nombre escrito en Tu Corazón, para depositar en ti toda mi felicidad y gloria,
vivir y morir en bondad tuya. Amén.
Ofrecimiento al Sagrado Corazón de Jesús para los Primero
Viernes
Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima
misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que
comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes
seguidos: acordaos de esta promesa, y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo
de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando
todos mis pecados, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la
bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, tened
piedad de nosotros.
Padrenuestro…
Corazón de Jesús, rico en todos los que os invocan, tened
piedad de nosotros.
Padrenuestro…
Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Vos,
tened piedad de nosotros.
Padrenuestro…
Fuente: http://www.tengoseddeti.org/article/sagrado-corazon-de-jesus/
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