Hoy es un día memorable, el 15 de octubre la iglesia celebra a Santa Teresa de Jesús, Virgen y doctora de la Iglesia, y este año la celebra con mayor resonancia al cumplirse los 500 años de su nacimiento. Santa de Teresa de Jesús es la gran reformadora y fundadora y es la mas grande maestra de oración que tiene la iglesia. Sus escritos son abundantes y son una guía para aprender a orar. Ella aborda magistralmente diferentes aspectos de la vida cristiana, del andar el alma.
Para culminar estos tres días de preparación queremos meditar en una de las últimas frases de Santa Teresa, pronunciada por la Santa en sus últimos momentos de peregrinación por esta vida:
¡Señor mío y esposo mío!, ya es llegada
la hora de caminar, vamos muy en hora buena;
cúmplase vuestra voluntad!
Santa Teresa es el modelo perfecto del alma que incesantemente busca a Dios, es la novia del cantar de los cantares que busca el Amado y no descansa hasta encontrarlo. En su vida vemos palpablemente que quien verdaderamente ama nunca deja de obrar para agradar al Amado, su vida, sus pensamientos, sus obras todas se convierten en una armonía, una canción de amor para este Dios que es todo.
Y es que la hora de caminar siempre está presente para el alma sedienta de Dios, la vida es el peregrinar, el destierro, que prepara con amargura al alma para llegar al encuentro final. ¡Es hora de caminar! para nuestros grupos y pastorales, para nuestras parroquias. Es tiempo de iniciar el camino de la misericordia que nos lleva al costado abierto de Jesús. Teresa de Jesús es el ejemplo perfecto de este camino, ella misma lo demostró que para seguir a Cristo no hay que estimar ni dejar que las banalidades y superficialidades de la sociedad nos limiten. Este caminar implica contradicción y despojo y ¡cuanto necesita nuestra iglesia almas que sepan despojarse y donarse por completo! Ya es hora de caminar como iglesia que busca al igual que Teresa una "forma de vida mas perfecta"
Pida la intercesión de esta gran Santa, para que podamos descubrir la mejor forma de agradar al Señor, para que nuestra alma se ese castillo de cristal, reluciente donde el esposo se deleita.
0 comentarios :
Publicar un comentario