Para muchos incomoda, distrae, pasa por inadvertida, pero para otros, regocija su presencia, abren sus puertas, salen de sus casa todo por ver pasar a la Madre. Si, estamos hablando de Nuestra Señora, La Virgen Inmaculada.
Durante estos días de novenario, en que tradicionalmente en Nicaragua la Imagen de la Santísima Virgen recorre diferentes barrios podemos observar diversas reacciones de las personas que se encuentran con la procesión. Para algunos el paso de la imagen de la Virgen por su calles, frente a sus casas en señal de gran bendición, muchos se salen de sus casas y dejan lo que están haciendo para ver pasar a la imagen, que ante sus ojos es la misma Virgen Maria pasando. Dichosos son aquellos que abren sus puertas, dejan lo que hacen y salen con devoción para saludar a la Madre. Muchos hacen la señal de la cruz, otros se quedan observando y diciendo en su mente saludos a la Virgen, pidiendo favores o simplemente contemplando en el silencio. Son dichosas estas personas porque en medio de su humildad y sencillez han comprendido que cuando la imagen de la Virgen pasa por nuestras calles derrame muchas bendiciones para todos aquellos que creen. Al abrir la puerta de nuestros hogares nos convertimos en ese discípulo amado a quien Jesús mismo encomendó a su Madre.Esos pequeños gestos hablan por si solos diciendo "aqui esta mi casa, Madre mía" "bendíceme" "ayúdame, te necesito." Cada una de esas plegarias son atendidas por la Virgen que pasa y se queda ahí con sus hijos.
Acojamos con fe a nuestra Madre, seamos nosotros quienes marquemos la diferencia. Muchas son las ocasiones en que también la Virgen y sus devotos reciben insultos, desprecios. Es muy triste aun escuchar como el fanatismo de personas que se alejaron de la iglesia puede sacar de sus bocas y mentes palabras tan crueles y frías para la Madre de Dios y sus santas imágenes. Muchas veces estas personas viven en un eterno rencor y resentimiento para con la iglesia, y cuando encuentran la mas mínima ocasión, no dudan en descargar todo cuanto llevan dentro.
Pero la Virgen Santísima no debe ser motivo de conflicto, pleito, o desunión. Al contrario, seamos los primeros en amar a Maria, nuestro ejemplo es fundamental. Es preciso dejar que hablen nuestras obras y cuando sea necesario utilizar palabras como lo decía San Francisco. Sal al encuentro de tu Madre, canta con devoción, abre tus puertas y confía! Ella derramara las gracias que necesitas. A su paso ella distribuye gracias en abundancia, para ti y para mi.
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