20 de marzo de 2017.- (Radio Vaticano) Que san José dé a los jóvenes “la capacidad de soñar, de arriesgar y
asumir deberes difíciles que han visto en sus sueños”. Lo pidió el Papa
Francisco en la misa matutina celebrada en este lunes en la Casa Santa Marta
del Vaticano. La solemnidad de san José, custodio de las debilidades y del
“sueño de Dios”, se ha cambiado al día de hoy porque el 19 de marzo coincidía
con un domingo de Cuaresma.
San José obedece al ángel que se le aparece en un sueño y
toma consigo a María, embarazada por obra del Espíritu Santo, como narra el
Evangelio de Mateo. Un hombre silencioso, obediente, que lleva a sus espaldas
promesas de “descendencia, de paternidad, de filiación, de estabilidad”: este
deber gravoso que hoy tiene mucho que decirnos a nosotros, en este tiempo de un
fuerte sentimiento de orfandad.
Y este hombre “toma la promesa de Dios y la lleva adelante
con fortaleza, en silencio, constató Francisco. La cumple porque es lo que Dios
quiere”.
San José es un hombre que “nos puede decir muchas cosas,
pero que no habla”, “el hombre escondido”, el hombre del silencio, “que tiene
la más grande autoridad en ese momento pero no la muestra”.
El Papa destacó que las cosas que Dios confía al corazón de
José son “cosas débiles”, “promesas”, y una promesa es débil. Después también
con el nacimiento del niño, la fuga a Egipto: situaciones de debilidad. José
toma en el corazón todas las debilidades con mucha ternura. Con la misma
ternura con la que se toma un niño en brazos.
“Es el hombre que no habla pero que obedece, el hombre de la
ternura, el hombre capaz de llevar adelante las promesas para que se hagan
firmes, seguras. El hombre que garantiza la estabilidad del Reino de Dios, la
paternidad de Dios, nuestra filiación como Hijos de Dios. Me gusta imaginar a
José como el custodio de las debilidades, de nuestras debilidades también. Es
capaz de hacer nacer cosas bellas de nuestras debilidades, incluso de nuestros
pecados”.
José es guardián de las debilidades para que se hagan firmes
en la fe. Pero este deber lo recibió en un sueño: es “un hombre capaz de
soñar”, destacó Francisco. Por tanto, es también guardián “del sueño de Dios”.
Del “sueño de Dios de salvarnos a todos”, de la redención.
“¡Qué grande este carpintero!”,exclamó el Papa. “Silencioso,
trabaja, custodia, lleva adelante las debilidades y es capaz de soñar. Una
figura, por tanto, que tiene un mensaje para todos nosotros”.
“Hoy quiero pedir, que nos dé a todos la capacidad de soñar,
porque cuando soñamos las cosas grandes, las cosas bellas, nos acercamos al
sueño de Dios, a las cosas que Dios sueña para nosotros. Que a los jóvenes dé,
porque él era joven, la capacidad de soñar, de arriesgar y asumir tareas difíciles
que han visto en los sueños. Y nos dé a todos nosotros la fidelidad que
generalmente crece en la actitud del justo. Él era justo, crece en el silencio,
con pocas palabras, y crece en la ternura que es capaz de custodiar las propias
debilidades y las de los otros”.
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