¡31 de Octubre!
Ofrezcamos hoy todas las Ave Marias que podamos en este último día del mes del Santo Rosario en reparación por todos los pecados con los que el Sagrados Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de Maria son ofendidos. Pidamos hoy por la conversión de todos los pecadores y ofrezcamos reparación por todas las personas que hoy realizarán actos que desagradan a Dios.
"Dios mio, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no espera y no te aman."
ACTO DE
DESAGRAVIO
DE PÍO
XI
¡Oh
dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los
ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante
vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad
indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro
amantísimo Corazón.
Mas
recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de
la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras
almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria
expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que,
alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no
quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del
Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros
queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la
deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas
tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las
execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los
insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y
horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en
fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos
y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojalá
que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas,
entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la
expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os
ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al
Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de
todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra
gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas
hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la
observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras
nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos
podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh
benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os
suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que
seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y
otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la
gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios
por todos los siglos de los siglos. Amén.
0 comentarios :
Publicar un comentario