Editorial Semanal
Hoy queremos reflexionar sobre el
auténtico sentido de las apariciones Marianas. La primera aparición mariana, según
algunas fuentes, es la aparición de la Virgen del Pilar al Apóstol Santiago en
Zaragoza en el año 40. Incluso el libro del apocalipsis señala en su capítulo
12 “apareció en el cielo una gran señal: una
mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una
corona de doce estrellas” figura atribuida a la Santísima Virgen María. Desde
entonces, han ocurrido muchas apariciones de la Virgen, algunas comprobadas y
aprobadas por la iglesia, otras que no pudieron comprobarse, otras aún en
estudio, y otras ocurriendo en este mismo momento en que lees este artículo. Algunas
de las más prominentes para la mayoría de las personas son las que han dejado algún
signo visible, aunque aun así son muchos los que se niegan a creer, como la de
Guadalupe, con la tilma de San Juan Diego donde quedó impresa la imagen de la
Virgen, Lourdes con la fuente milagrosa que brotó de la tierra justo en el
lugar donde Bernardette cavó por orientación de la misma Virgen o Fátima con el
milagro del sol ocurrido el 13 de octubre de 1917. En la mayoría de las
apariciones el mensaje de la Virgen se centra en Jesús, en la conversión, en el
llamado a orar para obtener paz y conversión. Sin embargo, debemos recordar que
“Estas, sin embargo, no pertenecen al
depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o
"completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a
vivirla más plenamente en una cierta época de la historia.” En otras
palabras, si algún católico decide en algún momento no creer en las apariciones
en Fátima, esto no lo hace menos católico, como si dijera que no va a creer en
la eucaristía, lo cual automáticamente lo excluye de ser católico. Las apariciones
marianas, como bien lo dice este párrafo anterior no complementan nuestra fe ni
la mejorar, son solamente un mensaje para vivirla mejor.
Hace pocos días el vaticano se
pronunció sobre las apariciones de la Virgen en Lipa, Manila declarando que carecen
de origen sobre natural. Muchos comentan que esto suele ocurrir con muchas apariciones,
revelaciones a Santos como los escritos de Santa Faustina, que en su momento
fueron sancionados por la Iglesia. Y es que la iglesia estudia con mucha
cautela estos sucesos y trata de emitir, guiada por el espíritu santo, el
veredicto más acertado según los estudios
realizados. Sin embargo, con o sin apariciones, nuestro amor y devoción a la
Santísima Virgen María siempre debe ocupar un lugar muy especial en nuestro corazón. Muchos
católicos peregrinan a santuarios, muchas veces no movidos por una auténtica devoción, sino guiados por la superstición o buscando comprobar un suceso
sobrenatural, aun en ellos el milagro de la fe actúa de una u otra forma. Si un
católico dice amar a la Virgen y sustentar su amor basado en una aparición, entonces
está lejos de ser un auténtico católico mariano. Nuestro amor a María se basa fundamentalmente
en que “Dios nos amó primero”1 Juan 4, 19 y por qué María fue elegida para ser
la Madre de Jesús, Madre de Dios! Que honor tan grande, llevar en el vientre al
mismo Dios, encarnado por obra del Espíritu Santo. Una misión muy especial para
alguien muy especial en la vida de Jesús y de la Iglesia. Nuestro amor a María
se basa en que ella nos lleva a Jesús y siempre nos dice “hagan lo que el les
diga” Juan 2, 5. Se basa en la convicción firme de que somos sus hijos, porque Jesús nos la dejó por Madre “he ahí a tu madre” Juan 19, 26 – 27. No amamos a
nuestra madre terrenal por los vestidos que se pone, la comida que hace o las
actividades que realiza. La amamos por el simple hecho de ser nuestra madre! Lo
mismo pasa con nuestra Madre del cielo, María. Los que verdaderamente aman a
María no necesitan signos sobrenaturales, apariciones – y no digo que son
malas- simplemente es un amor mas profundo, un amor que cree sin ver y que se
deja guiar por la mano amorosa de la Madre. Ama a María demuéstralo con tus
obras y esfuérzate por conocer a su Hijo Jesús, ese es el mejor regalo que le
puedes ofrecer.
0 comentarios :
Publicar un comentario